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Historia de las marcas

ROLLS ROYCE

La marca "del espíritu del éxtasis" o de la "doble R", ha sido siempre un símbolo de riqueza, de la nobleza o de los altos representantes políticos.

La historia comienza en 1884, año en el que Frederick Henry Ford funda un negocio de mecánica y electricidad del automóvil. En 1904 construye en Manchester su primer vehículo y el emprendedor Charles Stewart Rolls le propone comercializar exclusivamente sus coches bajo la denominación "Rolls Royce".

Hasta el 15 de marzo de 1906 no comienzan su actividad empresarial conjunta, que más tarde se trasladaría a Derby, concretamente, en 1908. En 1910 muere trágicamente Charles Rolls.

Sus modelos comienzan a ser legendarios. El primero, el Silver Ghost, se comienza a fabricar en 1906 y mantendría su producción hasta 1925. Con un motor de 6 cilindros, se llegaría a fabricar hasta en Estados Unidos, ya que se abrió una fábrica en Springfield (Massachussets) para satisfacer la gran demanda en este mercado. Aunque cerró esta factoría en 1931, los chasis de este modelo serían la base para los primeros vehículos militares de las dos guerras mundiales.

En 1931 se amplía mercado adquiriendo Bentley, lo que hace que la identidad de ambas marcas sea muy similar, ya que hasta 2002 los modelos son muy parecidos, con pequeñas diferencias en los detalles de marca y las parrillas de los radiadores.

Tras los conflictos bélicos, se trasladan a Crewe en 1946 y a Londres en 1959 como fabricante ya de carrocerías, actividad antes externalizada.

Los años sesenta y setenta traen una nueva actividad industrial que, a la larga, va a ser la más lucrativa y estratégica de la marca: la de los motores a reacción para la aviación y el sector naval.

También traería la bancarrota a la sociedad, ya que la actividad de investigación y desarrollo para nuevos motores redujo la liquidez de la compañía y en 1971 tuvo que declararse en quiebra.

Dada la importancia de la empresa británica y su actividad tan estratégica, fue nacionalizada por el Gobierno. A raíz de la nacionalización, se separa, en 1973, el negocio de automóviles de la marca con la denominación de Rolls-Royce Motors.

El negocio de los reactores se mantuvo en manos públicas hasta 1987 en el que fue privatizado como "Rolls-Royce plc".

La marca de automóviles empieza a pasar de manos de distintas sociedades e inversores. En 1980 es adquirida por Vickers.

En 1998 se vende a Volkswagen por 430 millones de libras, tras una dura pugna con BMW, en una época en que las grandes marcas perciben un deseo del mercado por los modelos de lujo, clásicos inspirados en pasado. La pugna entre BMW y Volkswagen fue de tal magnitud que la matriz de Rolls-Royce, la industrial de reactores, vendió las patentes y licencias del nombre y el logotipo a BMW mientras que a Volkswagen, solamente el uso de la figura de la "Spirit of Ecstasy", (Espíritu del Éxtasis) una especie de victoria alada, y el diseño del radiador. Esta situación había puesto en manos de BMW el activo intangible más importante de "Rolls-Royce", la "RR", por sólo 40 millones de libras. Para hacer viable el negocio tuvieron que llegar a un acuerdo, naturalmente. De 1998 hasta 2002 los motores serían BMW, a partir del 1 de enero de 2003 BMW podría ya usar la marca Rolls Royce y Volkswagen se quedaría Bentley. En los últimos años se han desarrollado nuevos modelos, bajo la supervisión de BMW, con precios superiores a los 200.000 € por unidad.

En 2008 se vendieron más de 1.000 unidades, en un mercado muy reducido y exclusivo que aunque también ha sufrido la crisis, continua en un crecimiento progresivo.

Sus modelos más conocidos son: Silver, Phantom, Corniche, Park Ward y la serie 100 EX.

La matriz de motores a reacción en sus divisiones marinas, de defensa aeroespacial, energía..., acumula un crecimiento superior por los costes de la tecnología y de los contratos estatales y supranacionales obtenidos. No tiene nada que ver ya con la marca de los vehículos legendarios.

En materia publicitaria destaca la campaña publicitaria de David Ogilvy con el lema: "A 60 km/h el ruido más fuerte en este nuevo Rolls-Royce viene del reloj eléctrico".

Se han limitado a su presencia promocional en los grandes salones del automovilismo, como el de Ginebra, y presencia en publirreportajes pagados en revistas de estilos de vida y lujo.

Durante 2011 se ha lanzado una campaña de dimensión reducida a sus públicos y a los medios especializados del modelo Phantom 102 EX, que pretende ser el coche eléctrico más lujoso del mundo. Con un precio de más de 1,5 millones de dólares, pero buscando el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad como nueva estrategia para posicionarse frente a la competencia.










Esta historia de Lacoste ha sido elaborada por Nacho Espada para lahistoriadelapublicidad.com en exclusiva y revisada por Sergio Rodríguez.