Centro de Documentación Publicitaria

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Julián

“¡Qué cosas dices!”

Tres palabras, Julián, que desde que te has marchado, se repiten en mi cabeza. Tres palabras que me decías a menudo, cuando profanaba tu incombustible humildad al enterarte que iba escribiendo y contando por ahí, que eras el publicitario más importante que ha tenido la publicidad española en sus últimos 50 años, y que esto no se había debido por lo que habías logrado a lo largo de tu inmensa carrera, sino por lo que nos habías aportado a todos a lo largo de las décadas, a tu generosidad, la cual, quedó emocionantemente manifiesta cuando el pasado mes de noviembre, a pesar de tu delicadísimo estado de salud, apareciste en la última gala de la Academia de la Publicidad. Esto, querido amigo, es un ejemplo de generosidad que jamás he visto en nuestra profesión. Broche de oro, maestro. “¡Qué cosas dices! “, me volverías apuntar.

Sabes Julián, me es imposible hablar de ti en tercera persona. Menos aún rodeado de todo tu archivo, de toda tu biblioteca, de toda tu vida como publicitario -o lo que es lo mismo: de toda tu vida-, que en los últimos años, nos fuiste donando al Centro de Documentación Publicitaria. Y que se unen a todo el archivo histórico de tu querida JWT. Me es imposible. Y se me amontonan sin ningún tipo de orden encuentros, llamadas, comidas, visitas. Por eso este torpe escrito, en el que el cerebro hace un buen rato que se apartó y que solo el bombeo del corazón golpea las teclas del ordenador. Tanto que me gustaría escribir de ti y que ahora no me sale.

Cuánto bueno has sembrado. A lo largo de hoy se suceden multitud de recordatorios por parte de tantos y tantos publicitarios que se han cruzado en tu camino, todos sin excepción con una admiración absoluta, de reconocimiento expreso a tu legado, a la cimentación de toda una profesión. Ya te imagino Julián, diciéndoles a ellos también: “¡Qué cosas decís!”.

Me quedo huérfano de mi referente profesional y de un amigo al que le tengo devoción absoluta. Irrepetible. Has sido un permanente regalo querido Julián; un verdadero honor haberte conocido.

Hasta siempre, comodoro Bravo.

Por Sergio Rodríguez
Fundador del Centro de Documentación Publicitaria