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Historia de las marcas

JUANOLA

Las pastillas Juanola son inconfundibles por su forma rómbica, su peculiar color negro y su sabor único, que procede de la combinación del regaliz con el mentol y otros aceites esenciales.

Las primeras pastillas son elaboradas en el año 1906 en la farmacia de Manuel Juanola Reixach, en pleno barrio barcelonés de Gracia. Manuel Juanola Reixach cursa la carrera de farmacia para continuar el negocio de la familia. Es en su propia farmacia situada en la calle Montseny esquina con Menéndez Pelayo, donde desarrolla la fórmula de las pastillas Juanola, creadas para calmar la tos. En aquella época el precio de la caja de 6 gramos era de 2,5 céntimos. En 1907 se vendieron más de 100.000 unidades, cifra que 6 años más tarde alcanzaría las 236.000 cajas.

En el momento de su aparición, en 1906, las primeras pastillas se vendían a granel en un sobre de papel. A menudo, los clientes venían a buscarlas con un recipiente o un cuenco. Como muchas veces lo olvidaban, surgió la necesidad de hacer cajitas para envasar las pastillas.

En 1912, las pastillas Juanola se registraron como especialidad farmacéutica. El proceso era completamente artesanal. En el laboratorio se crearon muchas otras fórmulas, como dentífricos, pomadas, elixires, o tónicos... pero ninguno alcanzó el éxito y la longevidad de las pastillas Juanola.

Manuel Juanola sabía que quien probaba sus pastillas acababa convirtiéndose en un fiel consumidor y, por ello, enviaba muestras en un sobre a quien más las podía necesitar: cantantes, dependientes, locutores... Manuel Juanola pronto consiguió que el resto de farmacias de Barcelona y de otras ciudades solicitasen vender su producto. Las pastillas Juanola se vendían prácticamente solas con el boca-oreja, y quien las probaba se aficionaba para siempre.

Hacia 1930 las pastillas Juanola ya se distribuían en toda España. Durante la Guerra Civil hubo un intento de cierre que movilizó a todo el barrio, a los trabajadores e, incluso, a los clientes. El pequeño laboratorio se vio obligado a cerrar unos meses. Fueron tiempos difíciles para todos, pero las pastillas Juanola no dejaron de venderse. Durante aquellos años, la cajita pequeña era de aluminio gris. Pasada la guerra, la dificultad para encontrar materiales adecuados obligó a que la caja de las pastillas Juanola llegara a ser de corcho y de papel prensado.

Manuel Juanola Cervera, hijo del fundador, inicia más tarde la producción industrial y transforma la farmacia en laboratorio farmacéutico, que se traslada a la calle Martí, situada también en el tradicional barrio barcelonés de Gracia. El proceso empieza a industrializarse aunque se mantiene la inconfundible fórmula. Se pasa de cortar el producto con tijeras a utilizar laminadoras-cortadoras, pero muchos procesos se siguen haciendo a mano.

En los años 50 se crea la primera red de representantes para toda España. Pastillas Juanola: "contra la tos, aclaran la voz y refrescan la boca". La frase publicitaria, que ya se usa desde principios de los años 30, se graba en el recuerdo popular. Carteles, radio, publicidad en cabinas telefónicas y puntos de venta... La inversión publicitaria de Laboratorios Juanola siempre fue reducida aunque muy efectiva y propia de la época que vivió.

Hacia los años 60 la caja es de plástico transparente. A partir de los años 70 las cajitas pequeñas adoptan diversos colores mientras que la grande es de un color verde fluorescente muy llamativo. La variedad de colores despierta la afición por coleccionar y reunir las diferentes cajitas, y son muchos los que dirigen cartas al Sr. Juanola y al laboratorio preguntando cuántos colores se pueden reunir y solicitando los que les faltan.

En los años 90 la caja vuelve a ser metálica y de color rojo. Aunque más tarde pasa, de nuevo, a ser de plástico.

En 1996 aparecen los nuevos caramelos balsámicos Juanola, con forma rómbica, Vitamina C y sin azúcar.

Desde 1998, Juanola pertenece al grupo farmacéutico Angelini Farma Lepori. Desde ese momento, el Grupo Angelini es consciente que hay que recurrir a las nuevas herramientas de marketing. Es a partir de 1999 cuando se ve el primer spot de Juanola en televisión. También aumenta la visibilidad en las farmacias. El merchandising es fundamental. La imagen se revitaliza año tras año.

El producto se diversifica con novedades como los chicles Juanola, lanzados en el 2001 y que venden 800.000 unidades el primer año. Juanola no deja de ser una marca genuina, auténtica, que se transmite espontáneamente de padres a hijos.

En el 2003 aparecen las Perlas Juanola, con diferentes sabores y un característico efecto balsámico.

En 2005, triunfa el rombo Juanola también en el envase. Como una evolución natural, la transformación de la cajita de pastillas Juanola se inspira en su propio contenido para crear un envase con una forma tan única como sus pastillas. Manejable, con dosificador, más resistente, higiénico y moderno, el nuevo envase tiene una personalidad fuerte como las históricas pastillas.

En 2010, Juanola crece en la Farmacia con Juanola años 60, Juanola Própolis y Juanola Bienestar.

A menudo, cuando se le pregunta a alguien qué es para él imprescindible en su bolso o bolsillo responde, que entre otras cosas, una caja de pastillas Juanola. Muchos de los seguidores de Juanola son cantantes, locutores o periodistas, personas que cuidan su voz, como Joan Manel Serrat, Nico Reig, Lloll Bertrán o Iñaki Gabilondo... pero los hay de mundos muy diferentes como Sete Gibernau. Las Pastillas Juanola aparecen de forma espontánea en programas de televisión, en artículos de prensa, en libros, como La "Sombra del Viento" de Carlos Ruiz Zafón o en películas como "Luces y Sombras" de Jaime Camino. Son un producto social y, como tal, están en la mente de todos. El popular e inconfundible sabor de las Pastillas Juanola es usado también por renombrados chefs de la cocina española en la confección de algunos postres, como en La Cocina de Aitor Elizegi en el restaurante Gaminiz, en el Parque Tecnológico Zamudio (Bizkaia). También ha formado parte de los postres del restaurante Negro de la Av. Diagonal en Barcelona.

Una de las muestras del afecto que provocan las pastillas en sus consumidores son las innumerables cartas que, durante años, la familia Juanola fue guardando y contestando. Notas de agradecimiento, dudas, comentarios e incluso relatos de cómo las pastillas Juanola habían cambiado su vida. Son muchos los que agradecen a la familia Juanola la ayuda que han obtenido con las pastillas para dejar de fumar.

Entre las cartas, hay anécdotas entrañables:

-En julio de 1936, un sacerdote barcelonés, escondido en un piso al estallar la guerra, casó a unos jóvenes y escondió las ostias en una cajita de pastillas Juanola.
-Unas monjitas de clausura que las consumían con asiduidad pedían una rebaja en el coste de las pastillas.
-Un señor afirma que tiene 3.000 cajas de Juanola guardadas y pregunta qué puede hacer con ellas
-Una señora pregunta cuántos colores de cajitas hay porque siempre se pone los trajes a juego
-Y hasta algún consumidor se lanza a dedicarle una oda de la que copiamos un fragmento:

"Al principio eres sólo una estrella
Un carbón encendido brillando por despecho
Una ráfaga de caramelo que mira con tristeza
Y que dice responder al nombre de Juanola".


Además de las pastillas clásicas, ahora han sacado otros productos, como Juanolas de sabores (de fresa o limón mentolados o de menta fresca), perlas balsámicas al estilo Riccola (también en varios sabores, incluyendo el clásico), caramelos con forma de Viagra y hasta chicles.

Fuente: juanola.es