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Letras liberadas para el recuerdo

Desde el pasado 1 de diciembre, la Imprenta Municipal de Madrid (Calle Concepción Jerónima, 15) acoge la exposición "Letras liberadas", que recorre a través de cientos de piezas de material gráfico los primeros años de la Transición. La muestra se centra en el lustro que va desde 1977, el año en el que se celebraron las primeras elecciones democráticas después del franquismo, hasta 1982, cuando el PSOE liderado por Felipe González se hizo con la primera de sus mayorías absolutas.

En total, más de 350 piezas que atestiguan el cambio político y social de finales de los setenta de la España que se asomaba a la Democracia. Entre ellas, el manifiesto de la creación de la Unión de Centro Democrático, el partido de Adolfo Suárez, carteles electorales de las principales agrupaciones políticas que participaron en las elecciones del 77, periódicos, revistas, carteles, octavillas, fanzines, discos, objetos de la vida cotidiana, caricaturas de políticos y personajes relevantes y otras piezas de la cultura gráfica y material de la época que configuran una radiografía casi completa de la Transición. «Letras liberadas» también incluye el último mensaje de Francisco Franco y el primero del Rey Juan Carlos I e incluso el grafiti que el madrileño Juan Carlos Argüello –más conocido por su nombre artístico: Muelle– realizó para la Feria Arco y que se expone por primera vez al público desde entonces.

Estos tres centenares de piezas se reparten en cinco secciones: La primera es la denominada «el final del franquismo y la resistencia al cambio», a la que siguen «la ilusión de un pueblo» y «Madrid toma la palabra». El recorrido se cierra con una pregunta: «¿Hubo otra movida madrileña?» y con «la imagen plástica de un período». En definitiva, un itinerario cronológico que busca recuperar la geografía sentimental de la generación de madrileños de la transición. Y es que, en palabras de los organizadores, el fin de la muestra es «conseguir que el público que vivió ese periodo se vea identificado con lo que veía cotidianamente durante aquellos años». Pero el público objetivo de «Letras liberadas» no son sólo las generaciones nacidas ante de la década de los 60, porque la exposición, comisariada por Javier Domingo, también busca que los que aún no habían salido del vientre materno en aquella época «se formen una idea de cómo se transformó un país y una ciudad en ese tránsito de la dictadura a la democracia».

La muestra puede verse hasta el 15 de abril en un horario de diez de la mañana a ocho de la tarde durante la semanay hasta las dos del mediodía los sábados y los domingos.

Fuente: P. Blanco (La Razón).

La transición y la muerte de Francisco Franco transformaron el paisaje urbano devolviendo a los muros y paredes propaganda política que, superada la clandestinidad, recuperó el color para narrar el cambio del país hacia la democracia, como atestigua una exposición en Madrid.

Bajo el nombre "Letras liberadas. Propaganda, cultura y artes gráficas en el Madrid de la transición" una exposición en la Imprenta Municipal recoge hasta el 15 de abril la cartelería, los periódicos, las revistas humorísticas o los productos pop que definieron esta época.

Carteles con una despedida póstuma de Franco y el primer discurso de Juan Carlos I como rey, de gran formato pero con letra pequeña, abren la exposición; ambos podían verse en las calles de Madrid y se repartieron para quien quisiera conservarlos.

Fue el caso del periodista Javier Domingo, comisario de la muestra y el encargado de coleccionar desde joven toda esta propaganda, viniese del partido o sindicato que viniese.

Con la exhibición de este material que cedió en parte a la Imprenta, Domingo busca, según explica a Efe, que quienes vivieron la transición recuerden qué carteles empapelaban las calles, pero muestra también eventos, la cartelera del momento o qué periódicos llenaban los quioscos.

"La prensa es lo primero que se va a transformar", explica, y en las vitrinas de la Imprenta se pueden observar las primeras portadas de El País, Diario 16 o el ya extinto El Periódico de Madrid junto a publicaciones que dijeron adiós como La hoja del Lunes, el Arriba o el Informaciones.

Pero el cambio se notó sobre todo en los carteles políticos pegados, con cubos de cola y escoba en mano, en las calles.

Con su legalización en 1977, el PCE comenzó a publicar sus primera propaganda a todo color y con eslóganes ingeniosos, una estrategia contra la que el PSOE competía.

"Se rivalizaba en ver quién llamaba la atención, por los eslogan y por los grafismos y tipología de letras... y luego las imágenes, que te impactaban", explica Domingo, que define la transición como la época de las "letras con colorines".

Atrás quedaron las octavillas en blanco y negro que se difundían clandestinamente en los lavabos de la Universidad Complutense; "con la libertad llega el color también de alguna manera", señala.

La propaganda dejó atrás la monocromía en todo el arco político; el naranja tiñó los carteles que llamaban a votar en el referéndum de la ley de la reforma política, en diciembre del 1976, y también la Falange se promocionaba con trabajados grafismos.

Y entre carteles pidiendo el voto a los 18 años o el retorno de La Pasionaria llegaron las primeras elecciones, donde destaca un nombre propio, el de José Ramón Sánchez, ilustrador infantil ligado a la imagen con la que el PSOE se presentó en España: múltiples colores y dibujos que hermanan a Felipe González con campesinos y obreros.

Al tiempo, caretas de Carrillo o un vino con etiqueta comunista promocionaron las primeras fiestas del PCE, en 1978 y los muros rechazaban entrar en la OTAN.

Con la reconquista de las libertades florecieron formatos como las revistas satíricas (el Papus, el Jueves o Por Favor) o las del ´destape´ con Papillon o las primeras Interviú, además de las primeras publicaciones de temática homosexual.

"Letras liberadas" recuerda también los primeros comicios municipales (1979), que en la memoria capitalina equivalen a la llegada de Tierno Galván a la Plaza de la Villa.

"Honestidad insobornable. Vota Tierno alcalde", rezaban los panfletos, mientras que Ramón Tamames luchaba por la Alcaldía desde el PCE y Paca Sauquillo prometía una "izquierda diferente" en el maoísta Partido del Trabajo.

La llegada de los socialistas al Gobierno de la capital supuso recuperar los bandos y las fiestas de San Isidro, bellamente promocionadas por José Ramón Sánchez y coincidió con una eclosión cultural: Madrid organizaba un festival rock, la revista Madrid Me Mata contaba la movida y los ilustradores de la época se estrenaban en Madriz, una publicación municipal.

La capital era moderna y tenía un graffitero de cabecera, Muelle, cuya firma hecha para Arco se expone aquí por primera vez en público, pero la ciudad también superó momentos difíciles como el golpe de estado del 23-F que dejó también impresos: falsos billetes de cien pesetas que los seguidores de Tejero ilustraron con su rostro y el apelativo "Nuestra última esperanza".

Además, eventos católicos y los primeros eróticos convivían en la ciudad y daban muestra de las dos Españas, la que nacía y la que quedaba atrás, ambas estampadas en los muros y presentes en las calles con carteles y pasquines que hoy se rememoran.

Fuente: María López (La Vanguardia)